martes, 4 de enero de 2011

[Rain Storm] by Uni [Yamamoto x Gokudera]

Rain Storm
(Narrado por Gokudera)
Era un domingo frío y lluvioso, me encontraba por las calles de Namimori y estaba intentando buscar un lugar para refugiarme de la lluvia. Corrí hasta llegar a un templo que en un primer momento me pareció vacío. Pronto descubrí que no era así, había alguien más y ese alguien era Takeshi Yamamoto. No sabía porque pero cada vez que le veía me ponía de los nervios.
-¿Gokudera? – Preguntó al verme entrar – Tú también resguardándote de la lluvia ¿eh? Jeje. Me alegro de tener compañía.
-Tch, yo no tanto.
El idiota del béisbol esbozó una gran sonrisa y eso no sé porque hizo que me sonrojase. No me gustaba la situación, además la ropa mojada empezaba a molestar y si seguía así cogería un resfriado, Yamamoto habló.
-Si no te pones ropa seca pescarás un resfriado.
- Lo mismo te digo imbécil.
-No me importa lo que me pase a mí, soy fuerte jeje.
-¿Insinúas que soy débil?  - levanté mi tono de voz algo mosqueado.
-No quería decir eso, sólo que no quiero que te pase nada, eres importante para mí.
Vale, ahora si estaba sonrojado y Yamamoto lo notó, por lo que se acercó rápidamente a mí.
-¿Tienes fiebre? – dijo colocando su frente en la mía.
-No, pero por favor no te acerques tanto.  – me aparté bruscamente. Él lo notó.
-Tranquilo, yo te cuidaré. – Se acercó a mí lentamente y posó su mano en mi cabello y dulcemente lo acarició. – Deja que te ayude a entrar en calor.
Esas palabras las había dicho él? Mi celebro estaba empezando a imaginarse cosas extrañas, las cuáles me asustaron más. Pero,¿ tenía miedo de él o de cómo podría reaccionar yo ante la situación?
-Yama…- no me dejó acabar cuando se acercó y me besó, fue un beso dulce y inocente pero pronto empezó a mover los labios. Me separé de él y lo miré fijamente a los ojos, a una distancia prudente obviamente.
- ¿Por qué has hecho eso?
- No he podido controlarme, llevo mucho días mirándote y no sé porque siento que me gustas y además mucho y ahora al verte empapado y con la ropa tan pegada al cuerpo quiero besarte, abrazarte y muchas más cosas. Perdóname si quieres me marcho porque tan cerca de ti no puedo controlarme.
Sin pensar demasiado me acerqué a él, cogí su cabeza con las manos y lo miré dulcemente.
-No te marches, no sé porque pero últimamente me siento de forma rara cuando estoy contigo y me pongo muy nervioso cuando me miras y ahora al besarme me he sentido aturdido por ti y quiero que continúes.
-¿En serio lo dices?
-Creo que sí, tampoco lo tengo muy claro pero mi cuerpo reclama al tuyo.
Yamamoto se sonrojó y se tapó la cara avergonzada con el dorso de la mano. Me pareció un gesto tan mono, nunca lo había visto así, y mi corazón latía muy velozmente. Me cogió fuertemente de las muñecas y se puso encima mío, estaba abierto de piernas y él estaba entre ellas arrodillado. Me daba mucha vergüenza ya que me miraba de una forma ¿erótica?.
-Ahora ya no podré detenerme ni aunque me lo digas llorando.
-Por favor no te detengas, soy tuyo.
Empezó a besar mi boca con mucha fuerza y introdujo su lengua poco a poco. Nuestras lenguas jugaban entre ellas la sensación era magnífica. Besó mis mejillas y bajó al cuello dónde succionaba fuertemente en toda su zona.
-Tienes un cuello muy sexy, perdona si te dejo marca pero no puedo evitarlo.
Me empezó a quitar los botones uno a uno del uniforme y introdujo su mano dentro, estaba fría y húmeda, me gustó. Su mano llegó a mis pectorales y me pellizcaba los pezones, bajó la cabeza hacia donde tenía las manos y con la lengua, los lamía, los mordisqueaba y empezó a succionar como anteriormente había hecho en mi cuello. Su mano bajo hasta el pantalón.
-Parece que está creciendo aquí abajo.
-Pues normal, si me tocas así que quieres. – dije ahogadamente entre jadeos.
-Haré que te sientas aún mejor. Me besó en la frente y volvió a la boca, pasó de ser un beso tierno a uno apasionado que casi me deja sin respiración. Su mano derecha que tocaba mi pantalón, bajó la cremallera y los desabrochó hábilmente. Acariciaba la zona del ombligo y me despojó de la camisa. Tocó mi espalada con los dedos de arriba abajo y yo me estremecía a su tacto. Le quité su camisa a él también y le besé con ganas, queriendo probarle aún más esa boca que tanto me hacía gozar. Me levantó y quitó los pantalones muy rápidamente. Quedé en ropa interior con sólo una prenda que cubría una parte que ahora mismo quería ser atendida por él. Mi mente sucia empezaba a darme miedo pero por otra parte me gustaba. La mano de Yamamoto lo tocó por encima pero como le estorbaban los calzoncillos me los quitó y empezó a masajearme el miembro. El placer era infinito, me sentía en un sueño y no quería despertar. Su mano se movía rápidamente y no dejaba de gemir, sentía que me venía.
-Vaya, te has venido mucho. – Lamió su mano que estaba manchada por mí.
-No tienes porque beberte eso…
-Si es tuyo me gusta, quiero más.
Puso su cabeza entre mis piernas y lamió bruscamente el glande y acariciaba mis testículos, mientras lo hacía miraba mi cara.
-No me mires –gemí- me da vergüenza.
-Quiero verte la cara mientras te vienes.
Succionaba muy rápidamente  sentía que no aguantaría mucho más si continuaba.
-Para! Por favor, voy a…. Aaah!- su boca estaba llena de mí y la mirada en sus ojos era sucia y lasciva. Me encantó.
-No aguanto más, sé mío.
Sus manos me cogieron los glúteos y metió un dedo en mi entrada. Me dolía pero me excitaba aún más. Introdujo el segundo y el tercero a la vez mientras los movía circularmente dentro. Los sacó y humedeció con su boca para que entraran mejor.  Los sacaba y los metía muy rápido, cada vez aceleraba más. Se quitó el pantalón y los calzoncillos y comenzó a introducir su glande en mí.
-Es muy grande – susurré.
-Ahora estaremos unidos. – nos cogimos de las manos y empezó a moverse, cerré los ojos por el dolor pero quería hacerlo estaba seguro.
-Primero me moveré lentamente, no quiero hacerte daño.
-Tú hazlo, me gusta, por favor, quiero que llegue hasta el fondo.
Se movía muy rápido, entraba y salía. Tocaba mi punto G y no parábamos de gemir. Me cogió mientras lo hacíamos y me puso a cuatro patas para que entrase más profundamente.
-Gokudera… pronto voy a… aah!
-Yo también estoy a punto… mmh!
Las penetraciones se hicieron más constantes y profundas, pronto llegaríamos al orgasmo juntos y así fue, me miró jadeante con cariño y le respondí con un beso.
-Ha sido increíble- le dije.
-Me has hecho el Guardián más feliz de todos, te protegeré siempre.- me abrazó.
La tormenta fuera empezó a amañar junto a la lluvia. En esa tormenta unida a la lluvia, yo me había unido a la persona que más quería. Una unión perfecta. Ahora cada vez que tenemos un clima así por Namimori, me reúno con él en este templo dónde nuestros cuerpos fueron uno y así será siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario